26.09.2011 - El interés de la Liga española en frases repetidas donde la palabra “competitividad” se lleva todas las nominaciones. Incluso las proyecciones hacia una Super Liga constituida por los clubes más (económicamente) poderosos de Europa cae en saco roto a partir de las elocuentes diferencias. Barcelona como el caramelo veloz que Real Madrid no puede alcanzar; carrera de dos por sobre todos los demás equipos conminados a recibir la menor cantidad de goles posibles.
Transcurre la jornada 6º (5º partido). Real Madrid golea (6-2) a Rayo Vallecano, Cristiano Ronaldo hat trick y flamante “pichichi” incluido, presiona (?) al Barça que juega (luego) vs Atlético Madrid.
Apenas después, Barcelona le hace (5-0) al Colchonero, Messi - hat trick mediante - desplaza a Cristiano como pichichi y vuelven a foja cero. Hasta el domingo que viene…
El trabajoso liderato del Betis (puntaje ideal) quedará, en breve, en las páginas de aquellas estadísticas efímeras. Barcelona lleva 22 goles a favor en 5 presentaciones (4.4 goles por partido) superando (también en este rubro) a Real Madrid que lleva 16 (3.2 goles por partido). Valga marcar que sólo el afortunado Betis llega a superar la mitad de goles a favor del segundón merengue.
La reiteración y la desmesura conspiran contra la espectacularidad, por ejemplo, de los números de Messi.
Calificado mejor jugador del mundo 2009, 2010 y, probablemente, 2011. 12 goles en esta (incipiente) temporada (en 9 partidos), 192 goles en partidos oficiales, 127 en Liga y 11 hat tricks.
Entonces el Barcelona FC elabora sus estadísticas internas, como si del centro del fútbol mundial se tratase, poniendo a Messi a 2 goles del récord de Kubala (194) y a 43 de César (235), máximo goleador barcelonista en torneos oficiales, para luego aclarar, casi entre paréntesis, que el máximo goleador histórico de la Liga española es Zarra (251).
A la espera de respuestas ilógicas o razonables ¿podría Messi igualar o superar tales números en otro club que no sea Barcelona? ¿podrían Betis, Sevilla o Valencia aguantar el ritmo a lo largo de la temporada para competir palmo a palmo? ¿podrían establecerse límites o regulaciones económicas en pos de conservación de atractivo y competitividad?
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