28.03.2012 - No es novedad ni de revelaciones. Las imágenes del Mundial 78, jugado en Argentina, trae recuerdos a quienes lo vimos (en blanco y negro) e instruye a quienes no lo vieron (o vivieron). Así, incluimos este film en nuestra basta sección MUNDIALES 78, donde los interesados podrán encontrar perlas y datos poco conocidos de aquellos días.
Como otros documentales al respecto, el marco específico del tema tratado puede derivar en interpretaciones o exageraciones no del todo acertadas. No es que los documentos y las imágenes no sean reales sino que, a veces, el enfoque puede llevar a construcciones erróneas si no se tiene un previo panorama de época de aquella Argentina.
Los vientos políticos traen reinterpretaciones y revisiones históricas. Los saludables vientos actuales pusieron en blanco sobre negro las dos corrientes antagónicas que vienen pugnando por el poder en Argentina. Y, si bien se logró el desenmascaramiento de actores sociales velados (medios de comunicación, empresarios, etc) otros sectores se suben a las esperadas y sanas condenas para traer agua retroactiva a sus molinos sin disimular hipocresía.
“Mundial 78, la historia paralela” es un documental producido por Cuatro Cabezas (Diego Guebel y Mario Pergolini) basado en investigaciones del periodista Gonzalo Bonadeo bajo guión de Ezequiel Fernández Moores.
Fue emitido por primera vez en Telefé en 2003 (entonces con imágenes inéditas extraídas del archivo personal de Bonadeo) y, con entrevistas a jugadores, periodistas y militantes torturados intenta evidenciar el efecto narcótico que logró el Mundial sobre la sociedad argentina de entonces, sumida en una contradictoria dualidad entre la euforia de un pueblo apasionado por el fútbol y el horror sufrido al mismo tiempo por las víctimas de una dictadura sangrienta: "una de las más groseras utilizaciones políticas de la historia del deporte".
Fue emitido por primera vez en Telefé en 2003 (entonces con imágenes inéditas extraídas del archivo personal de Bonadeo) y, con entrevistas a jugadores, periodistas y militantes torturados intenta evidenciar el efecto narcótico que logró el Mundial sobre la sociedad argentina de entonces, sumida en una contradictoria dualidad entre la euforia de un pueblo apasionado por el fútbol y el horror sufrido al mismo tiempo por las víctimas de una dictadura sangrienta: "una de las más groseras utilizaciones políticas de la historia del deporte".
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