03.12.2013 - Entre tanto fútbol diversificado en torneos, copas, horarios y canales aún queda algún horario semanal para la práctica. Se sabe que la abundante cartelera de fútbol profesional no es el único escollo. Los horarios de alquiler (de campo), los laborales y los familiares también exigen estrategias acotadas. Para los complementos físicos el tiempo es una variable más laxa teniendo en cuenta que a cintas o bicicletas puede accederse desde Internet, cliqueá acá.
El asunto del picado semanal puede convertirse, no obstante, en un cometido improbable si, a la postre, no se le da la entidad suficiente como para intercalarse debidamente entre los quehaceres ya mencionados. Así como las lesiones atacan al por mayor a los jugadores de elite por la tupida agenda, los jugadores amateurs pueden sufrir iguales o mayores lesiones por la tan tupida agenda laboral ininterrumpida.
Incluso inverso, el fútbol semanal es, aunque no lo parezca, de crucial importancia para el mejor desarrollo profesional tanto mental como físicamente. En el picado no sólo se transpira la camiseta y se mueven músculos y articulaciones sino que la mente se estaciona, de manera casi inigualable, en el momento presente y los sentidos se agudizan de modo notable: liberación. Cuando uno corre en la calle se va fijando en todo aquello que le rodea, en el paisaje, las luces, la gente… cuando uno corre en el picado también puede fijarse en el compañero que no marca al rival que se viene…
Más allá de las conocidas “Instrucciones para elegir en un picado”, donde Alejandro Dolina sugiere la elección menos por dotes técnicas que por compañerismo, de duchas más o menos sospechosas y de aperitivos non santos, el picado se cierra en tan inevitable como necesaria reunión de amigos.
El compañero de trabajo, el empleado, los hijos y, sobretodo, la mujer sabrán entender y usufructuar de los beneficios que, a la larga, reporta el picado semanal hecho hábito.
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