05.05.2013 - Llega la edición nº 190 del Superclásico y el ruido, cada vez más centrípeto, paraliza al fútbol argentino. No será el sueño del hincha de presenciar un clásico sino el sueño de unos pibes debutantes de asistir a la cita. Lejos de Pernía vs Passarella o Maradona vs Francescoli e incluso de Schiavi y Ortega, ni Riquelme (35) ni Trezeguet (35) estarán en cancha (lesionados).
Boca y River llegan a la Bombonera con pibes debutantes: Leandro Marín, Federico Bravo y Nahuel Zárate no suman juntos 20 partidos en Primera División y juegan su primer superclásico con la camiseta xeneize. Eder Alvarez Balanta, Juan Manuel Iturbe y Leonel Vangioni debutan con la casaca millonaria.
Los hinchas de River lo viven con mayor expectativa; vuelven a La Boca (oficialmente) después de su inédito paso por la segunda división y necesitan ganar (después de 9 años allí) para seguir prendidos en la lucha por el campeonato. La previa empezó con la avant premiere del film documental Esos colores que llevás en un Luna Park colmado, sigue con la movida millonaria en Nueva York reunidos para ver el partido en el bar The Football Factory and Legends (Times Square) y no cesa en Twitter a través del hashtag #RiverTeCopaElChiqueroBostero.
Boca llega más pálido; sin chances en el torneo local y acumulando 10 partidos sin victorias (su peor racha histórica) defenderá la localía en busca de inyección anímica. Su hashtag es #RiberDecimeQueSeSiente.
Otra vez el marco se devora al cuadro. Sin figuras dentro de la cancha, el clima es exclusivamente popular (y ya transnacional). Por lo pronto, in situ, salieron entradas por mercado libre antes del inicio de la venta oficial y las plateas llegaron a cotizarse en $2100.
Ahora, a horas del inicio del partido, pueden verse estos afiches pegados a metros de la Bombonera...
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