"No siempre iba a la Bombonera. Mi padre era un intelectual de izquierda que había descubierto que la cancha era una buena forma de entretener a sus dos hijos en sus tardes de domingo separado. Pero el Monumental le quedaba mucho más cómodo – más cerca, más fácil de estacionar y de ubicarse – y, pese a nuestros ruegos, solíamos terminar en la platea San Martín.
Era un suplicio que tenía sus recompensas: allí vi por primera vez un Boca – Ríver. Era una tarde radiante y nos reímos mucho cuando Rojitas le robó la gorra al gran Carrizo: media docena de gallinas lo corrían por toda la cancha para recuperarla. Después el partido no tuvo mucha historia y, cuando faltaban cinco minutos, como siempre, mi padre nos arreó hacia la salida. Fuimos a comer algo y recién llegamos a casa horas más tarde. Mi madre estaba demudada: había escuchado, como todo el país salvo nosotros, las noticias de la catástrofe de la Puerta 12. Ahí descubrí que el fútbol no era sólo esos héroes que corrían detrás de la pelota, esos muchachos que gritaban sin parar, esas dosis de gloria y decepción que cada domingo renovaba."
MARTIN CAPARROS – BOQUITA – págs.. 7-8 Ed. Planeta 2004
4 comentarios:
Caparrós escribe muy bien pero lo ubico en la incómoda transición entre intelectual burloso del fútbol e intelectual identificado con lo popular (?)
Recominedo "Larga distancia" de Caparrós.
Más allá del "personaje Caparrós", sus libros son de lo mejor que puede leerse de autores argentinos. Y a este "Boquita" lo disfruté especialmente. Es recomendable de punta a punta, no sólo para los boquenses...
Saludos
Es verdad Pablo, no tiene desperdicio.
Estoy atrás de Valfierno.
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