4 de mayo de 2011

100 años de la despedida de Alumni.


04.05.2011 - Alumni fue el primer gran campeón del fútbol argentino, dominador exclusivo de la primera década del siglo XX. Hace cien años jugaba y ganaba su último torneo de Primera División. Después, dejaría su legado, al abandonar la práctica activa del fútbol y disolverse. 

Era el fin de una época dominada por las entidades de origen británico. Una nueva era, la del fútbol criollo, despuntaba en la República Argentina. 

Todo había comenzado en la calurosa tarde del 25 de febrero de 1882. Al puerto de Buenos Aires, que por entonces tenía 300.000 habitantes, llegaba un joven escocés de 29 años llamado Alejandro Watson Hutton. Venía a hacerse cargo de la dirección del Saint Andrew`s School (hoy San Andrés), que en 1838 se había instalado en Buenos Aires, en la iglesia presbiteriana de Piedras 55.

Luego de dos años, algunas divergencias con las autoridades del colegio lo llevaron a alejarse para fundar uno propio: el Buenos Aires English High School, cuna del primer grande de nuestro fútbol, Alumni. 

Su lema no dejaba dudas sobre lo que sería el concepto fundamental de su trabajo: “No importa que sean pocos, lo bueno es que sean capaces...”. Y que fueron capaces lo confirma una historia llena de triunfos que lo condujeron a la cima del incipiente fútbol argentino. 

La siembra de don Alejandro tuvo su cosecha en los nombres de Brown, Mack, Buchanan, Weiss, Moore, Lett y tantos otros. 

Sólo basta con reseñar los títulos obtenidos: el campeonato de 1900 -cuando aún llevaba el nombre de la escuela-, y, ya como Alumni, los de 1901, 1902, 1903, 1905, 1906, 1907, 1909, 1910 y 1911, las Copas Competencia de 1901, 1903, 1906, 1907, 1908 y 1909, y la Copa de Honor de 1906. 

Pero toda historia también tiene un final. En 1911, algunos jugadores ya cargaban sobre sus espaldas el peso de mil batallas y pensaban en el retiro. La idea de la disolución, gestada años antes, fue tomando cuerpo. No obstante, aún quedaba lugar para la última hazaña. 

El comienzo del campeonato de ese año no fue muy auspicioso ya que en las fechas iniciales, aunque venció a San Isidro, sufrió dos derrotas con Belgrano y Estudiantes, a las que se agregó la eliminación de la Copa Competencia con Tiro Federal de Rosario. 

La recuperación llegó el domingo 4 de junio, cuando goleó a Quilmes 7 a 0; pero quedó relegado por otras dos caídas, frente a Porteño y luego, el 25 de junio, ante quien sería su sucesor en la historia: el Racing Club de Avellaneda, ascendido ese año a Primera. La calificación de sucesor es lo más justo, porque la Academia obtuvo en forma consecutiva los campeonatos desde 1913 hasta 1919, algo muy similar a lo que había conseguido Alumni. 

Estos dos extraordinarios equipos se enfrentaron sólo en un par de ocasiones. La primera sucedió el domingo 25 de junio de 1911, en la cancha de Racing, y estos fueron los protagonistas: 

Alumni: Bolinches; Jacobs y Juan D. Brown; Peel Yates, T. González y Hylland; V. Weiss, Jorge Brown, Ernesto Brown, Dickinson y Lawrie. 

Racing: Schneidewind; Seminario y Gallino; Betular, Juan Ohaco y Winne; Alberto Ohaco, M. González, H. Rodríguez, Sayanes y Juan Nelusco Perinetti. 

Ganaron los de Avellaneda por 3 a 1, con un gol en contra de Peel Yates, uno de tiro libre y el restante de penal. 

Pero esta derrota resultó la motivación para que el viejo Alumni resurgiera. ¡Por algo era el más grande! Tras nueve triunfos consecutivos y un empate ante Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires en la última fecha, finalizó igualando el primer puesto con Porteño. Había que jugar un desempate y el escenario elegido fue el estadio de GEBA, en Palermo. 

Se disputó el domingo 26 de noviembre de 1911, ante nueve mil personas, y formaron así: 

Alumni: Bolinches; Jorge G. Brown y Juan D. Brown; Peel Yates, Ernesto Brown y J. H. Lawrie; V. Weiss, Alfredo Brown, Juan G. Brown, E. Lett y A. P. Watson Hutton. 

Porteño: J. J. Rithner; H. Viboud y Cucchi; Berisso, Bacigaluppi y Dastugue; M. Genoud, A. Galup Lanús, Piaggio, Márquez y Debenedetti. 

Los goles los marcaron Alfredo Brown a los 38 minutos de juego y Weiss a los 10 minutos del segundo tiempo; descontó Mario Genoud a seis del final. 

El de Víctor Weiss fue el último gol en la historia de Alumni, otra vez campeón. Por la noche hubo un banquete en el desaparecido restaurante alemán Aue`s Keller, en Bartolomé Mitre 650, organizado por los vencidos en honor de sus vencedores. 

Ernesto Brown recordaría más tarde: “Menos mal que no hubo prolongación. Nos habría resultado imposible jugar otros treinta minutos. ¡No dábamos más!”

En 1912 se llamaron a silencio. Eran tiempos de cambios en el fútbol. Se producía el primer cisma de la historia y el fútbol se acriollaba dejando a un lado definitivamente el paternalismo inglés. 

Sin embargo, dos de los Brown, Jorge y su primo Juan, prolongaron la gloria, ya que ese año integraron el primer equipo de Quilmes y, como no podía haber sido de otra forma, los del Sur lograron el primer título de su historia. 

La disolución formal del club Alumni tuvo lugar el jueves 24 de abril de 1913, a las 21.25, en la sede de la calle Maipú 131. 

En la reunión, presidida por el doctor Luis J. Rocca, se dispuso la liquidación de la institución al “no haber quince socios que deseen continuar con el club”. Ernesto A. Brown propuso destinar los fondos a distintas sociedades de beneficencia, lo que se aprobó por unanimidad; el Hospital Británico de Buenos Aires fue el principal favorecido. 

Así se despidió el primer grande de la historia. Aquel de las memorables hazañas, el de los diez campeonatos, el que venció a los sudafricanos. Mérito enorme de esos hombres que, en una época bohemia, sin prensa, casi de modo silencioso, hicieron que nuestro fútbol se pusiera, paradójicamente, los pantalones largos. 

Cuando el 9 de marzo de 1936 moría don Alejandro Watson Hutton, sus discípulos habrán recordado seguramente aquel sabio consejo que supo darles a quienes en 1893 habían iniciado esta historia, participando por primera vez en un campeonato oficial: “Sabrán honrar la vida trabajando”.

Ricardo Gorosito (socio Cihf)
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1 comentario:

Pablo Molina dijo...

Grande la Acadé, el primer criollo grande!