20.02.2013 - 9 de diciembre de 1962, Boca y River (ambos punteros con 39 puntos) llegaban a enfrentarse en una Bombonera colmada (65.000 espectadores). El ganador (casi) se llevaba el título y el empate favorecía a Ríver.
Entonces si llegaban igualados a fin de torneo no había partido desempate ni diferencias de goles: sería campeón el que más puntos hubiera cosechado en sus enfrentamientos con los cinco primeros de la tabla general (Ríver).
Partido parejo, trabado y feo. Menos fútbol que tensión. Marcelo Echegaray (River) le comete falta al brasileño Paulo Valentím (Boca) y Carlos Nai Foino (árbitro) sanciona penal: Valentím, gol (´15).
Minuto 85. Simeone (Boca) le comete falta a Artime (River). Penal. La Bombonera enmudece por completo. Boca (8 años sin títulos) dejaba el título en la bandeja de River (5 años sin títulos).
El (también) brasileño Delem (River) ejecuta. El arquero Antonio Roma (Boca) ataja hacia su derecha (adelantándose groseramente).
La Bombonera estalla. Los jugadores de River rodean al árbitro. Los hinchas de Boca ya habían comenzado la invasión. “Aire, aire – dijo el juez – penal bien pateado es gol…”
En la fecha siguiente River goleaba a Gimnasia 4-1 y Boca 4-0 a Estudiantes. Boca se consagraba campeón y Antonio Roma ídolo por siempre.
A 50 años de aquella jornada histórica, después de haber recibido plaquetas y reconocimientos y de haber cumplido los 80, hoy falleció en el Hospital Santojani a raiz de un virus intrahospitalario que lo afectó desde enero pasado.
Ferro, Boca, la Selección y el fútbol argentino lo guardan entre las mejores páginas de su historia.
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