06.10.2010 - Calígula - Acorralados o ganadores, Tom Hicks y George Gillett venden el Liverpool a la New England Sports Ventures (NESV), propietaria del equipo de béisbol Boston Red Sox y de las empresas New England Sports Network, Fenway Sports Group y Roush Fenway Racing.
El acuerdo, que debe ser autorizado por la Premier League, llega con un Liverpool situado en zona de descenso y con saldo deudor de € 272 millones (contraída con el Royal Bank of Scotland), que debe ser liquidada antes del 15 de octubre, día en que ni Hicks ni Gillett estarán al mando de la entidad, como deseaba la mayoría de los hinchas del Liverpool.
La noticia la dio a conocer el presidente, Martin Broughton, a través de un comunicado publicado en la web oficial del club:
"Estoy encantado de que hayamos conseguido concluir el proceso de venta, que ha sido completo y prolongado. La directiva ha decidido aceptar la propuesta de NESV, ya que es la que mejor cumple los requisitos que fijamos originalmente para el nuevo propietario adecuado. La filosofía de NESV consiste en ganar y lo han demostrado completamente con los Red Sox. Y dejó espacio para aclarar que lamenta que los actuales propietarios del club (Hicks y Gillett) "lo hayan intentado todo para evitar que el acuerdo se cerrara." (?)
Fueron tres años (y ½) muy largos. A principios de 2007, George Gillett, empresario billonario y dueño de los Montreal Canadiens (hockey sobre hielo), invitó a su amigo, Tom Hicks, empresario billonario texano, propietario del Texas Rangers (bésibol), a compartir la compra del Liverpool FC. Hicks, figura clave de la red empresarial republicana texana y estrecho aliado de George W. Bush, se tomó unos días para estudiar el tema: "Hoy en día con el ordenador puedes ver todo, así que comprobé qué historia tiene este club", dijo cuando aceptó el convite.
Para dejar constancia de sus buenas intenciones, George y Tom decidieron ponerle el nombre Kop Football Limited Company a su vehículo financiero de inversiones, en homenaje a las famosas gradas de Anfield y así el mítico Liverpool comenzó a transitar los intrigantes pasillos de las franquicias deportivas, muy conocidos por Tom Hicks que, en 1998, compró los Texas Rangers a George W. Bush y sus socios pagando tres veces más de lo que el pool de Bush había pagado 9 años antes y, gracias a la generosidad de Hicks el entonces candidato a gobernador percibió más de u$s 14 millones por plusvalías que sirvieron para financiar la campaña electoral.
"Somos custodios y no propietarios" - dijo Gillett - "les puedo asegurar que ganar dinero no se encuentra ni cerca de la cabeza de nuestra lista de objetivos… el respeto es lo que tenemos por la mejor franquicia del fútbol mundial", mientras Hicks metía a uno de sus cinco hijos en el consejo como prueba de su compromiso a largo plazo.
Apenas un mes después, enero de 2008, a propósito de la venta, en el pub Sandon (Anfield) nació el Sindicato de fanáticos de Liverpool que, reunidos en dos asambleas (Olympia de Liverpool) se establecieron como una sociedad de previsión con un conjunto de objetivos a corto, mediano y largo plazo, según “El espíritu de Bill Shankly" como lema.
Después de haberles llegado la invitación a participar en la Junta General de Accionistas del club (febrero 2009) y a la vista de los pobres resultados conseguidos por los nuevos propietarios, el “espíritu de Bill Shankly” se hizo casi inflexible contra Hicks & Gillett bajo consignas que pueden sorprender en Inglaterra como la que encabeza la carta de intención de su página web: “Creo que el socialismo es que todos trabajen para todos, con una cuota de las recompensas. Es mi forma de ver el fútbol, mi forma de ver la vida.”
“¿Por qué los seguidores del Liverpool deberían afiliarse al sindicato? En pocas palabras, si nos mantenemos unidos y hablamos con una sola voz, sin importar el idioma o el acento, podemos hacer una diferencia real en nuestro club de fútbol, la ciudad de Liverpool y, de hecho, en el resto del mundo futbolístico.”
El escocés Bill Shankly, autor de la conocida frase "el fútbol no es una cuestión de vida o muerte, es mucho más que eso", es visto en Inglaterra como uno de los entrenadores más respetados y exitosos, cuando no el salvador del Liverpool (en Merseyside) desde que tomó el equipo en segunda división y lo ascendió (en 2 años) para consolidarlo en Primera, ganar títulos y merecer una estatua de honor en el estadio de Anfield.
Las acciones de los hinchas agrupados bajo el “espíritu de Bill Shankly” se fueron radicalizando con el correr del tiempo (y los resultados). Hicks y Gillett se convirtieron en el diablo mismo, objetivo de una verdadera cacería digital.
El pasado 21 de septiembre, alrededor de las 3:40 de la tarde, Paul Wilson, un hincha de Liverpool, vió a Tom Hicks sentado en un banco en Manhattan. Wilson, un asesor financiero de 35 años, recordó que las oficinas de Deutsche Bank AG y de J.P. Morgan Chase & Co. estaban en la misma calle y dedujo que Hicks y su hijo, Tom Hicks Jr., estaban ahí en busca de financiamiento.
Wilson sacó su Blackberry, tomó algunas fotos y se las envió a su esposa Erin McCloskey que, rápidamente, las publicó en Twitter. En Liverpool, el avistamiento de los Hicks en Twitter fue un golazo para Alan Kayll, el taxista de 40 años que encabeza el movimiento anti- Hicks.
Armado con la nueva información, Kayll rápidamente escribió una carta dirigida a los ejecutivos de J.P Morgan y Deutsche Bank advirtiéndoles contra la posibilidad de que ayudaran a Hicks a refinanciar un préstamo de 220 millones de libras esterlinas (US$313 millones) del Royal Bank of Scotland que el multimillonario utilizó para comprar el club. "Están frente a una vigorosa y bien informada masa de hinchas del Liverpool en todo el mundo", decía la carta que Kayll colocó en Internet junto con las direcciones electrónicas de los principales ejecutivos de Deutsche y J.P. Morgan.
No es para menos, la campaña y el “espíritu de Bill Shankly” se propagaron por el mundo. Por estos días continúa el oficio de fotografiarse, en cualquier parte del globo, teniendo un cartel que reza: "Tom & George, not welcome anywhere" (Tom y George, no sois bienvenidos en ningún lugar), con el unánime objetivo de ahuyentar bancos y financistas para Hicks y Gillett.
La campaña, lanzada vía web en facebook y twitter tiene seguidores por miles y, al cabo, parece cosechar sus frutos (parciales). Hicks y Gillett venderían el club, pero Liverpoll FC no se sale del mundo de las franquicias deportivas.
Uno de los motivos por los que Bush pudo vender los Rangers de Texas en el triple de lo que había pagado en 1989 fue que se había construido un nuevo estadio para el club por lo que consiguieron subvenciones públicas del estado de Texas por u$s 150 millones. ¿Cómo se le ocurrió al estado de Texas pagar u$s 150 millones de los contribuyentes a George W. Bush, para que luego éste pudiera vender los Rangers a precio revalorizado a otro forrado financiero apalancado y traficante de favores políticos como Tom Hicks? La respuesta: por la franquicia. Texas pagó porque el equipo de Bush en el consejo de los Rangers amenazó con llevar el club a otro estado. Así es el béisbol estadounidense en tiempos de deslocalización y de franquicias.
Abajo, el proyecto del nuevo estadio en Stanley Park para 2011, después de demoler el centenario “Anfield Road”.
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