27.12.2011 - Se cumplen hoy (27.12.2011) diez años del último título local de Racing, el Apertura 2001, a la sazón, el único título nacional en los últimos 45 años.
Fue en una Argentina trágica que sufría lo que hoy la Banca internacional hace sufrir a Grecia, España, Italia, Portugal y otros países de Europa. Entonces Buenos Aires y alrededores estaban minados de piquetes y cacerolazos y el gobierno confiscaba los depósitos bancarios (Susana Giménez acusaba a Domingo Cavallo de “comunista”).
Supermercados saqueados, jefe de estado derrocado, pancartas y gritos “que se vayan todos”, represión, 38 muertos, 5 presidentes en 12 días y Racing campeón.
"Sólo los hinchas de Racing nos dimos cuenta de que salimos campeones", nos dice Alejandro Wall, autor de "Academia Carajo", el libro homenaje recién publicado.
"Sólo los hinchas de Racing nos dimos cuenta de que salimos campeones", nos dice Alejandro Wall, autor de "Academia Carajo", el libro homenaje recién publicado.
Entonces se debatía la continuidad del fútbol en un país en llamas (¿cómo explicar el obelisco de fiesta celeste y blanca a una semana de la trágica represión en Plaza de Mayo?). La última fecha del torneo, la que consagraba al campeón, iba a posponerse hasta febrero (2002) y Ríver, el perseguidor, estaba muy de acuerdo.
“¡Me quería volver loco! – dice Mostaza Merlo (DT) – Por suerte se pudo resolver todo y se pudo jugar sin problemas.”
Era un solo partido, la última fecha. A Racing le bastaba un empate para ser campeón, pero Futbolistas Argentinos Agremiados aducía que no podía jugarse al fútbol en esas condiciones.
Tres meses antes (11.09.2001) cayeron las Torres Gemelas y George W. Bush pidió que se reanudara el béisbol como síntoma de normalidad. Así lo entendió el efímero presidente Ramón Puerta que, oyendo los pedidos telefónicos de Mauricio Macri, presidente de Boca y más que íntimo amigo de Fernando Marín (gerenciador de Racing), citó a Julio Grondona a Casa de Gobierno para destrabar el asunto.
El partido se jugó, Racing llenó la cancha de Vélez y la propia (con pantalla gigante) en simultáneo. Fue empate (1-1).
Confeso hincha de Racing, el juez de línea Alberto Barrientos confesó que “tuve dudas” en la jugada del gol de Racing (Loeschbor en offside), reconoció un error sin “deshonestidad” y no deja de hacerse partícipe al relato induciendo que la AFA lo designó para el partido definitorio conociendo su amor por Racing.
“Me di cuenta de que Racing tenía que salir campeón sí o sí cuando vi a Grondona entrando en la Casa de Gobierno", dijo el pobre Barrientos, obviando que la necesidad presidencial era que hubiera fútbol, imagen de normalidad y un campeón (cualquiera).
Con todo, sin un mínimo de sobra y con desmesurada angustia, Racing se coronó campeón en Argentina después de 35 años y, una semana después de la tragedia nacional, colmó el obelisco en festejo.
Las cábalas
Reinaldo Carlos “Mostaza” Merlo fue el entrenador de aquel equipo que se armó para sumar puntos y no caer en la muy cercana Promoción de descenso.
“Eso de las cábalas no es tan así como dicen ustedes los periodistas – decía entonces Mostaza – La única que tengo es la de la camisa, nada más. Lo de hacer los cuernos con la mano cuando ataca el rival es algo instantáneo, me sale y lo hago…” Sin embargo, resulta que Mostaza era el más cabulero de un grupo muy cabalero, a saber:
* El disco de Leo Mattioli (“el romántico de la cumbia”) infaltable en los viajes de micro; “la cábala arrancó cuando zafamos del descenso y la conservamos”, cuenta el portador obligado del grabador, Chiche Arano.
* Campagnuolo, (Gustavo) Barros Schelotto, Vitali y Chatruc a puro campeonato de chin chón en la habitación del arquero.
* Arano, (Diego) Milito, (Chanchi) Estévez y Maceratessi, torneo de Play Station.
* Los chupetines “Pico Dulce” en la previa de cada partido, desde que Ester (madre de Arano) los repartiera una vez que les fue bien.
* La estatua de la Virgen del Rosario en el vestuario.
* La cadenita celeste y blanca de cruz dorada junto a la hornalla donde se calentaba el agua del mate.
* Las invocaciones de Chiche Arano a la Virgen de Luján bendecida (que le regaló su mamá).
* La pulsera roja del Chanchi Estévez, untado en agua bendita por su mamá (Charo).
* El infaltable asado de los jueves (hecho por José Harguindeguy, amigo de Marín).
* Las temerarias zapatillas del Polaco Daulte (ayudante de campo), negras de tiras rojas, con varios arreglos y la suela despegada de ambos lados “hasta la fecha 19”.
* Los lugares sagrados de todos y cada uno del grupo, tanto en el micro de viaje, como en el asado, como en la concentración.
A todo esto hay que agregar al maestro de la materia, el ya mencionado y excusado Mostaza Merlo quién (a su llegada) entregó una virgencita rota a los utileros, pidió el mismo piso (8º) en el mismo hotel las dos veces que el plantel viajó a Mar del Plata, no varió su vestimenta de campo de sus dos conocidas camisas (una azul marino y otra a cuadros desde que perdió el invicto), debió emparchar su vieja y blanca remera (Adidas) de concentración cuando el club cambió por Topper, encargaba un choripán a “Lo de Muñeco” en cada previa local, mandaba el equipo a la cancha después de la salida del rival, tocaba el césped con su mano izquierda al salir al campo y no se sacaba un horrible par de zapatillas de tela de avión.
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3 comentarios:
Buenísimo blog muchachos!! un saludo desde Santiago de Chile!!!
No dejen de publicar, saludos!
sinkpital.blogspot.com
Que se me pianta un lagrimón.
Milagros inesperados (?)
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