29 de julio de 2013

Teófilo Gutiérrez afronta el detector de metales.


29.07.2013 - (Continúa desde la nota anterior) ... Así es que el segundo riojano más famoso “siempre le va a agradecer” a Teófilo Gutiérrez sus explícitos deseos de abandonar el Cruz Azul mexicano (a 4 meses de firmar su contrato) para desembarcar en River.

“Me puso muy contento como estuvo en la negociación, fue fundamental lo de él para que se dé. No vi muchos jugadores hacer el esfuerzo que hizo y la gente eso va a valorarlo. Siempre se lo voy a agradecer”, dijo Díaz.

La costumbre del riojano de no respetar más que algunas relaciones interpersonales (por sobre instituciones y jerarquías) no lo hacen un tipo estimado en el ámbito del fútbol.

La dirigencia de Cruz Azul tomó nota del caso y separó a Teo Gutiérrez ante la primera de sus declaraciones que abundaron en intereses como “River”, “grande” y “vidriera europea”.

Sabiendo que todos lo saben, Ramón Díaz habla, en la más cruda manifestación de hoquedad, sobre “la gente” que “va a valorar” el esfuerzo que hizo Teo para venir a River y, no dejar en saco roto su pedido personal de traerlo como refuerzo.

“Es muy inteligente y capaz. Me gusta como es, su forma de ser”, redobla el riojano con huecas intenciones de escribir el palimpsesto de su prontuario argentino.

“Este tipo, en el vestuario, es un fenómeno. Pero entra a la cancha y se transforma, es bipolar. Alguna peleíta va a tener", contó Alfio Basile hace unos días, en referencia al escándalo que lo eyectó (en taxi) de Racing y de Argentina.

Como Ramón Díaz, Teo Gutiérrez se monta unipersonal a cualquier grupo y toma sus decisiones tan inconsultas como irracionales. Sus repetidas expulsiones coronadas con la amenaza a mano armada en el vestuario de Racing terminan por estigmatizarlo.

A horas de su regreso a Argentina, el run run se pregunta si pasará el detector de metales del Aeropuerto de Ezeiza. Al parecer quedaron en el olvido las múltiples versiones del arma que exhibió en los baños de Avellaneda.

Para Cancha Llena (La Nación) el arma que sacó Teo de su bolso es de aire comprimido. Para Fox Sports y Olé (Clarín) es de juguete. Para Play Fútbl (Infobae) es de Paintball. Para Lucas Aveldaño (compañero) era de balines. Carlos Dibos (preparador físico de aquel Racing) puso las primeras dudas y Alfio Basile terminó confirmando, fiel a su estilo, lo que todos sabemos: "Sacó la máquina y no quedó nadie. Pasaba la máquina por arriba de mi cabeza."

De todos modos, no es la primera vez (ni será la última) que las armas se meten en los vestuarios del fútbol argentino.
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