20 de abril de 2010

Moyano sondea Comunicaciones.


20.04.10 - Note & Calígula - Comunicaciones viene en picada y amaga caerse de la Primera B (metropolitana). Si bien no está en los promedios de urgencia, su actual campaña lo pone como uno de los tres peores del torneo. Su cuarta caída consecutiva, hoy en Jáuregui, ante el cuasi descendido Flandria (0-1) por un grueso error de Leo Aguirre (arquero), después de caer con Armenio de local, lo dejan anteúltimo (los jugadores, muchos participantes de la histórica campaña 07-08 que llegaron al reducido de ascenso al Nacional B, están dos meses de sueldo atrasado).

Pero la picada de Comunicaciones es mucho más extensa y las heridas del club mucho más profundas. En quiebra desde el 2000, el club que supo contar más de 40.000 socios y hoy cuenta 3.500 (la exacta capacidad de su estadio), viene soportando los embates especulativos sobre sus cotizadas 17 hectáreas en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires.

Las noticias que llegan por estos días traen el nombre de Hugo Moyano, futbolero jefe de la CGT, que anda de espaldas y billeteras anchas.

Pero como en todo asunto de quiebre, existe una brecha generacional que diluye la historia y en todo asunto político, las intencionalidades mediáticas pueden confundir, un breve recorrido puede situarnos mejor para opinar.

Fundado en 1931 como Club Atlético Correos y Telégrafos por empleados de la compañía de Correos y Telégrafos (de ahí su apodo “el cartero” y sus colores amarillo y negro), cambió de nombre (a Club Comunicaciones) y se consolidó luego de una asamblea en 1953, cuando la especulación inmobiliaria no había llegado y el entonces presidente Juan Domingo Perón cedió esas tierras a los empleados del Correo para que utilizaran el lugar como un club social y deportivo. 

Así, con el correr del tiempo el club tuvo un fuerte desarrollo social y deportivo muy integrado a la comunidad de la zona donde se emplaza (Agronomía). Si bien no destacó en las primeras divisones del fútbol, a nivel deportivo es uno de los clubes más completos en cantidad de actividades (halterofilia, gimnasio de musculación, gimnasio de artes marciales y lucha, playones iluminados de básquet, hockey sobre patines, handball, gimnasia artística, gimnasia rítmica, danza, patín artístico, 16 canchas de tenis, canchas de paddle, 3 canchas de fútbol auxiliares, estadio principal de fútbol, canchas de fútbol 5, 2 canchas de pelota paleta, canchas de tenis criollo, frontones, 2 canchas de rugby, canchas de tejo, sala de masajes y relax, sauna) y también, desde hace 17 años, funciona dentro de sus instalaciones el Instituto Comunicaciones con jardín de infantes, colegio primario y colegio secundario.

Con todo, la memoria del club y su sello en la ciudad lo dieron los famosísimos carnavales de los 60, 70 y 80. Piletas, quinchos, plazas de juegos infantles, confiterías, restaurant y sobretodo el espacio verde, se colmaron de gente en carnavales que supo animar Sandro y musicalizar Mochín Marafioti. 

“Había una vez un club…” sentenciaba en su afiche promocional la película “Luna de Avellaneda”, (Campanella y Darín), en la que se narra la historia de un club de barrio glorioso en los ’60 y ’70 que con la caída de la clase media en los ’90 se fue a pique y corría riesgo de ser cerrado. Historia similar es la que está viviendo en estos momentos el Club Comunicaciones y, lógicamente, sus hinchas, socios y vecinos resisten.

Las noticias, breves y de titulares gruesos, se resumen más o menos así: “Moyano quiere quedarse con Comunicaciones y pagando el 10% de su valor”.

Los hinchas, vecinos y socios se agrupan y piden la remoción del Organo Fiduciario que rige los destinos del club, en el marco de la Ley de Fideicomiso –la misma que salvó a Racing y Ferro de desaparecer- y cuestionan duramente al Dr. Eduardo Fenocchietto, letrado que participó de la famosa y lapidaria liquidación de la cooperativa “El Hogar Obrero”.



Hincha de Independiente, al igual que sus hijos Pablo y Facundo, Hugo Moyano fijó dentro de un abanico interesante de inversiones, que incluye la instalación de hospitales, lugares de esparcimiento y distintas obras para los afiliados a la CGT, la posibilidad de meterse en el mundo fútbol. Más allá de su emprendimiento con el Club Atlético Social y Deportivo Camioneros, que se desempeña en el Argentino C, en la Liga de Luján, la vista de la mutual Camioneros, se localizó en el club Comunicaciones, que en dos o tres meses ejecutará la apertura de la licitación para quedarse con el predio de la institución, ubicado en el barrio de Agronomía, pleno pulmón de la Capital Federal.

En declaraciones radiales, el subsecretario de la entidad, Julio Marsano, acusó a Moyano de llevar a cabo una oferta que no satisface las necesidades de Comunicaciones y bregó por la posibilidad de que abone lo correspondiente a un sitio de semejante proporciones: "Ponés la plata y hacés algunos retoques y te quedás con un club que vale 30 millones de dólares”.

Clarín, enemigo público de Moyano y de todo entorno del gobierno, no tardó en recoger el guante de la operación, calcular un estimativo - similar al planteado por Marsano – y publicarlo a su manera: "el valor inmobiliario de esas 17 hectáreas arboladas en plena Capital hoy no bajaría los $ 120 millones, o 30 millones de dólares".

Las conversaciones entre el Órgano Fiduciario, administradores del club y hombres del Secretario General de la CGT continúan a pleno, tratando de limar asperezas para poder concluir en una oferta concreta, incluyendo un plan de inversiones referidas a obras de infraestructura, la continuación de las actividades deportivas y sociales y el mantenimiento de los puestos de trabajo para, de este modo, retomar la senda de una institución que supo tener 40.000 socios y en la actualidad apenas cuenta con 3.500.

Sepamos que Comunicaciones viene resistiendo embates desde el mismo decreto de su quiebra en 2000. Por entonces los terrenos estuvieron muy cerca de venderse, en complicidad y pagos non santos a Antonio Erman González y Fernando De la Rúa incluidos, para la construcción de un complejo, cuyo anteproyecto había comenzado a hacerse, que incluía shopping, salones de eventos y torres cuatro estrellas.

Este sábado 24 de abril a las 13 se convocan hinchas, socios y vecinos para un banderazo en la puerta del acceso principal del campo deportivo y sede del club (Avenida San Martín y Tinogasta), antes del partido que el “Cartero” jugará con Brown de Adrogué, para pedir que la institución vuelva a sus socios, para pedir que se pueda volver a votar y para pedir que “siga el baile”... como también cantó Alberto Castillo en algún recordado carnaval.

Mientras, otro baile, que empezó hace diez años, sigue y sigue.
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7 comentarios:

FI dijo...

Excelente trabajo de investigación, realmente desconocía a este club. De hecho, pensé que ibas a hablar del club guatemalteco del mismo nombre.

Santi Retortillo dijo...

Yo tampoco conocía a este club, pero gracias a este post ya me hago una idea de lo que significa y de los problemas que está pasando.

Ojalá se salven en lo económico y puedan ir mejorando en lo deportivo.

Un saludo.
Santi.

Ivan Varela dijo...

No lo conocía.
Por desgracia como muchos clubes modestos la situación económica los esta ahogando, ojalá salgan a flote.

Un saludo desde Que bello es el futbol

WILDE dijo...

No revisemos los fideicomisos de Rácing y Ferro.

Anónimo dijo...

Felicitaciones, gran nota!

Ruben dijo...

Se hablaba de un palo verde para cada uno: Erman Gonzalez, De la Rua y Topadora Domínguez.

Enrique dijo...

El poder de Moyano no tiene límites
saludos