Igual que en 2001, aquel “equipo de José” se había armado para evitar el descenso “ porque hasta la llegada de Pizzuti la situación no era buena. José se la jugó por muchos pibes, que después demostraron tener una personalidad bárbara. Y más la llegada de algunos más grandes, como yo, se terminó de conformar un gran equipo" (Bocha Maschio).
La llegada de Maschio – considerado hace muy poco como el mejor jugador de la historia del Atalanta – pudo asemejarse, de alguna manera y salvando las distancias, al impacto de la llegada a Rácing de Julio Villa en 1977 o a la de Rubén Paz desde el Rácing de París en 1988.
Como en 2001, con el club gerenciado después de la quiebra y convocatoria, la situación de Rácing, entonces, no era buena. "La desorganización era total. Algunos se enojan porque digo la verdad. Pero no me lo contaron, lo viví yo. En el año '64 fuimos a jugar un partido por un asado. Algunos se molestan, pero no miento... A mediados del 65, cuando asume Pizzuti, se empieza a coordinar y a darles responsabilidades a los jugadores que venían manoseados y ahí se empezó a gestar el equipo de José" (Oscar Martín).
Juan José Pizzuti había sido campeón con Rácing en 1958 y en 1961. Los 68 goles del equipo en los 34 partidos de 1961 fueron una marca importante para la época, en la que ya habían aparecido las marcas personales y las persecuciones defensivas. Pizzuti, ya veterano, condujo aquel ataque (Corbatta, Pizzuti, Mansilla, Sosa y Belén) haciéndose goleador. Aquél equipo de Rácing (61) tuvo el valor de recuperar cierto orgullo del fútbol argentino, después del Mundial de Suecia 1958. Habían llegado muchos jugadores extranjeros al país (muchos brasileños) y hasta Ríver, de una tradicional identificación con la escuela criolla, armó un ataque integrado exclusivamente con extranjeros.
Pero Pizzuti, recién retirado, apenas tenía experiencia como entrenador. Un breve paso por Chacarita era su experiencia cuando se hizo cargo de un equipo (“un plantel de gordos”) que deambulaba por el fondo de la tabla con pronósticos más complicados que dudosos: no había un peso en caja ni ropa para entrenarse. “Pizzuti recurrió a las inferiores y encontró cuatro pibes que andaban bien : Cejas, Perfumo, Basile y el "Panadero" Díaz.” (Maschio).
" ...era muy estricto, pero a veces nosotros, que salíamos con la bandita de pibes que recién arrancábamos, lo encontrábamos en los mismos lugares a los que íbamos" - dice Coco Basile - (al día siguiente) llegábamos al entrenamiento con pocas horas de sueño, y te decía 'buen día' con cara de ogro, pero era un sentimental, un tipo bárbaro".
“No debe faltar en esta recordación el profesor Rufino Ojeda. Un genio, un adelantado. En esa temporada nosotros hicimos triple turno en La Cumbre, Córdoba. Ocho kilómetros a la mañana, con algo de potencia y resistencia, y, luego, técnica individual. Por la tarde, mucho fútbol... Porque antes de un gran equipo fuimos un gran grupo. Y Pizzuti fue el responsable de todo. El tuvo la idea del equipo ofensivo, él pidió que los premios se pagaran en el vestuario, él me sacó del área y me hizo más jugador.” (Cárdenas)
En definitiva, el plan de salvataje se alimentaba de chicos, algunos jugadores que estaban libres y un puñado de futbolistas del plantel anterior.
"Vino gente como Pizzuti y el profesor Ojeda para prácticamente con los mismos jugadores hacer la campaña que se hizo. Basile jugaba de 5, y lo pusieron "en la cueva" de 6. Perfumo jugaba al medio y lo pusieron de 2. Y también vinieron Rulli, Ferreira, Martinoli, Joao Cardoso, Miguel Angel Mori y se fue armando". (Oscar Martín)
Así se hizo el equipo de los 39 partidos invicto (récord hasta 1999) que ganó el Torneo local de 1966. Cuentan que Yaya Rodríguez usaba su gabán en pleno verano, que Perfumo tomaba el té con “gotitas” (un día tuvo fiebre, se lo dio Mori y golearon), que cumplieron el augurio de Cejas cuando casi se cae el avión en Colombia (“Nos salvamos de esta, seremos campeones del mundo”) y que la motivación grupal era escuchar "la marcha de Boca" antes de cada partido. El capitán del equipo, Oscar Martín, la escuchó en la casa de Tita Mattiussi, se llevó el long play a la concentración y todos, menos Perfumo, la cantaban. Se cumplió siempre con la cábala, hasta aquel partido con River, cuando Martín se olvidó el disco. Ese día la Academia perdió el invicto de 39 partidos (fecha 26, el 04.09.67, 0-2).
Entonces la Copa Libertadores de América era una maratón interminable. Incluso la edición de 1967 superó la extensión del año anterior llegando a la cifra total de 117 partidos, algo imposible de imaginar 8 años antes, cuando se creó la Copa Libertadores y hoy, cuarenta años después. Entonces Brasil se reintegró a la competencia con un solo equipo: el campeón Cruzeiro de Bello Horizonte, acortando a 20 los encuentros de una de las series de clasificación. En el grupo de los argentinos Racing y River se llegó a los 30 partidos. Nacional de Montevideo se sumó a la tercera serie, donde se jugaron 42 encuentros y llegó a la final luego de cumplir 19 presentaciones. Racing, luego de una dura semifinal con River, Colo Colo (Chile) y Universitario (Perú) (todos contra todos), ganó la Copa Libertadores de América en un tercer partido desempate, completando la salida a cancha nº 20 en el estadio de Santiago de Chile.
6 comentarios:
Recién me han traído de Argentina una camiseta de Rácing. ES un orgullo para mí. Y más depués de leer su historia en este magnífico post.
un abrazo.
Excelente post. No hay como el relato de los protagonistas para acercarse al hecho.
Felicitaciones!
Muy bueno! Hace tiempo buscaba un análisis de esto y lo encontré. Gracias!
Que tiempos aquellos Academia!
Coco Basile, quien te viera y quien te ve...
Muchisimas gracias Calígula por un post como este. Son historias así las que me llenan de orgullo como hincha de la Acadé, por más que el presente del club sea una mier.....
Por cierto, genial la anécdota de "la marcha de la Boca" jajaja.
Un saludo!!
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