27 de enero de 2009

Cosmética rentable.

“La oferta de la recepción debe ser vertical” le dijo, y el jugador se detuvo, como dispuesto para encarar hacia el área pero mirando inmóvil al entrenador como si de un daguerrotipo oblongo se tratara.

¿Cómo si el portero debatiera con María Julia Alsogaray? ¿Cómo si el pibe que recibiera el sms del evatest positivo en plena clase de física siguiera las razones que justifican el teorema de Leouville?

Hace unos días me encontré con una simpática empleada que recibió un llamado de su ex novio paraguayo que volvía de España pocos días después de haber soñado un encuentro que no la dejaba dormir. Su emoción me obligó a decir algo y dije: ¡premonitoriamente!. Ella quedó suspendida, mirándome, interpelando mi tono, mi mirada o el aire y sonriendo, por las dudas, me espetó un: “Ah no sé, yo estaba sola”.

Recordé por un momento el gráfico que alguna maestra dibujara en el pizarrón. En la comunicación existe un emisor, un receptor (que puede ser vertical o no), un mensaje y un canal.

Si entendemos que el emisor es el entrenador, el receptor un jugador, el mensaje (por ejemplo) jugar bien, ganar, gustar y golear sin dejar de marcar y relevar, nos queda de canal el castellano, como cualquier otro idioma tan poco ambiguo para hablar de fútbol quizá como ubicar al tío español diciéndole que vivimos en el Gran Buenos Aires, Argentina. El marcador de punta debiera saber cuando irse, el líbero evitaría tirar caños, el creativo debería moverla o largarla de primera, el cinco lateraliza (a veces), el nueve lee la jugada y Heinze debiera hacer trabajos con pelota.

Y en alguna escuela primaria del Gran Buenos Aires encontramos en el pizarrón las palabras escritas por la maestra que se reproducen en los cuadernos: “Ayer te fuiste s sin avisar”.

“La oferta de la recepción debe ser vertical” ¿me entiende? ¿understand?

Porque “el fútbol es un estado de ánimo” y que mejor que Diego, sencillo, directo y sin vueltas como el mejor lubricante de cualquier engranaje.

Ver a Diego en la salida a cancha de sus equipos era casi aceptar que la derrota es un accidente. Ver a Diego jugar era para detener el tiempo y oir su arenga hasta puede estremecer.

“Los jugadores venían a cumplir” disparó Basile. “No vamos a cumplir”, disparó Messi. “Para Argentina no hay amistosos” – dispara Diego – “en la selección es blanco o negro, estás o no estás”.

Los mensajes van y vienen, se superponen, los medios trabajan y lo que hubiesen sido murmullos en los 80 hoy es tapa de diario deportivo.

¿Es que las causas del nulo fútbol de selección están veladas tras teoremas irresolutos o misterios científico técnicos?

¿No será que queremos un jardín rococó y le ponemos sillas de aluminio?

No hablamos de sumatorias sino de inclusión, conjugación y combinación. Si un engranaje del reloj tiene dientes dañados se producen desajustes. Si dos engranajes tienen dientes dañados puede producirse el combo Heinze – Abbondanzieri frente a Paraguay. Y si un engranaje va a destiempo termina dañando todo el conjunto.

La deformación mediática – interesada o no – le pone ruido al caso. Aparece Oscar “quilombo” Ruggeri como parte fundamental de algo que no empezó, Miguel “Comodín” Lemme como brazo político bilardiano, el ayudante Alejandro “Amigo” Mancuso, Checho “Despechado” Batista como aprendiz de violinista, la jactancia inconclusa de Julito “Hijo” Grondona, Carlos “Cualquiera” Bilardo como ladero (?).

Diego puede ser el mejor lubricante para los engranajes. Pero si los engranajes están mal elegidos... Cuando Basile convoca a Riquelme con meses de inactividad desdiciéndose de su anunciado y público código conductal de contar única y lógicamente con jugadores activos en sus clubes, mostró que los años no vienen solos y que el tiempo que lo separa del Mundial 94 tiene en medio la simbólica barrera del siglo.

Pero “la llegada de Maradona sumó desde todo punto de vista. Con Diego se achican todos los riesgos. Es como armarle giras a los Beatles”, dice Guillermo Tofoni (titular de World Eleven, empresa que organiza los partidos amistosos de la selección argentina).

“La designación de Diego generó un ambiente muy positivo en el mercado en un momento de crisis económica mundial”, agrega Adrián Anaya (director de Santa Mónica, empresa española agente comercial de la AFA).

Los rusos de Renova (la empresa con la que Tofoni firmó 24 amistosos de Argentina por u$s 18 millones entre 2006 y 2011) pidieron entradas para ir a ver el debut de Diego en Escocia.

Si bien la selección de Basile daba bien en el ticketing, con Diego puede conseguirse algún sponsor que se ocupe de los gastos organizativos.

Carolina Visco (marketing de Italcred) también acompaña porque “la designación de Diego nos beneficia, la gente lo aclama y la gente consume mucho lo que está relacionado con él. Funciona como un imán, lo que toca se vende”, y los voceros de los otros siete sponsors oficiales de la selección (Adidas, Coca Cola, Claro, Standard Bank, YPF, Volkswagen y Quilmes), suscriben.

Para 2009, la agenda de amistosos tiene casilleros cubiertos y otros libres. La selección jugará en Europa, el 11 de febrero ante Francia, el 12 de agosto contra Hungría y en noviembre contra España. Con viento a favor, Tofoni intenta agregar dos partidos en junio (mientras la Copa Confederaciones en Sudáfrica) y un tercero a mediados de noviembre (si es que la selección clasifica al Mundial sin necesidad de pasar por el repechaje).

2 comentarios:

The Sir The Grand Father of The Tears of Cristianito dijo...

ola!

lo invito a mi gran blog!

http://cristianomaricon.blogspot.com/

Dr. Jaime dijo...

Sobretodo quitar al engranaje que va lento.

Salu2