Argentina - Perú: PREVIA

Dos enfoques, uno peruano, otro argentino, a horas del encuentro semidefinitorio

Hace 40 años (1969, yo tenía 8), tratábamos de cruzar la Av. Larco en el auto con mis padres, en lo que probablemente fueron las 5 cuadras mas largas de mi vida. La multitud era impresionante! y yo estaba emocionado.

Un par de horas antes, había concluído el Perú-Argentina en el estadio la Bombonera de Boca Juniors. El 2-2 final, otorgó el visado definitivo para Perú al Mundial de México '70 y a la vez, significó la única eliminación de Argentina a una Copa del Mundo... hasta el presente.

Se vivió casi la misma historia en el año 1985 con idénticos marcadores, 1-0 a favor de Perú en Lima y 2-2 en Bs.As., estas vez en el Monumental de River. La diferencia estuvo en que fué el turno para la albiceleste clasificando al Mundial de México, que realizaba su segunda Copa en reemplazo de Colombia, al año siguiente.

Los Perú-Argentina han sido, antes más que ahora, enfrentamientos ricos en anécdotas y rivalidad. Los jóvenes argentinos que no lo hayan vivido, pueden preguntarle a Alberto Rendo por Roberto Challe o a Maradona y Passarella por Lucho Reyna y José Velásquez.

En cambio, los jóvenes peruanos deben estar hartos de esas historias, porque sufren de decepción crónica ante el fracaso recurrente y es comprensible.

Hoy las cosas son diferentes... este es un Perú eliminado, con jugadores que han decepcionado y con motivaciones cuestionables por decir lo menos, US$200,000 escuché por ahí?. Ese Perú enfrentará el próximo Sábado a una Argentina en dificultades, que además cuenta con un técnico que no puede ser tan "genial" en la banca como alguna vez lo fué en la cancha.

Aún así, para nosotros los hinchas está en juego otra cosa... la banda roja al pecho, saber que podemos ser mucho más y que por algunos ineptos no lo somos, el amor propio, el hecho de no querer perder nunca ni con nadie... y una cosa más, probablemente la más dulce, la posibilidad de complicarle la vida a Argentina y dejarlos al borde de la eliminación.

Porque?, para mi es simple... por tradición. Para los más jovencitos?, por lo que menciono en el párrafo anterior. En definitiva, siempre espero el triunfo pero los años me han dado la tranquilidad para digerir la derrota. Y para aquellos peruanos que dicen que eso es lo que va a pasar y no quieren saber nada... vamos! no se engañen, siempre tedremos el rabillo del ojo en dirección al televisor.

Para terminar, un pronóstico... de esos que algunos consideran utópicos olvidando que esto es fútbol y todo puede pasar, que la ilusión siempre le ganó a la razón, que el débil encuentra el talón del fuerte cuando este menos lo espera, que al margen de cualquier "incentivo" siempre en la cancha habrá alguien con auténtico amor por la camiseta... Argentina 0 Perú 1, Chorrigolazo!

Será ?.. ENRIQUE BRACAMONTE PARA LA PELOTA NO DOBLA

Aun sabiendo de vacilaciones, pasos erráticos, desconciertos y desaciertos en la selección argentina, puedo ver que se mantiene en pie la creencia, suposición, fe, esperanza o como pueda llamársele, de que Argentina estará en Sudáfrica. Es como si el disco duro de la memoria perdiera datos o como que el agua debajo del puente regara los jardines verdes, pero en algún lugar, muchos argentinos esperamos que los últimos pasos dados fueron experiencias superadas y/o indefectibles de un nuevo e inoportuno proceso; se sigue diciendo, se sigue oyendo “vamos a clasificar”.

Algunos suspicaces apuntarán a los hilos grondonianos, otros “agudos” al sponsor messianico pero la gran mayoría, creo, apuesta a la reconocida categoría de “nuestros” jugadores, al fuego de las difíciles (?) y/o a la magia carismática de Maradona.

Que no había tristeza en el vuelo de retorno de Paraguay es algo difícil de contradecir. Basta con ver los semblantes y las expresiones – más o menos disimuladas – de los jugadores argentinos cuando los periodistas preguntan, insisten, analizan y atragedian la víspera como a distancias siderales de sus individuales realidades europeas.

Prefiero verlo sin el peso de la historia. Prefiero que los protagonistas de aquellas tardes angustiosas (69 y 85) estén tranquilos en los sillones de sus casas, salvo uno. Prefiero que volvamos a entrar por la ventana…