17.06.2012 - Con goles de Ereros (´40 y ´52) y Rossi (´91), Chacarita venció (1-3) a Rosario Central (Castillejos ´50) en el Gigante de Arroyito, le vedó la punta del torneo y le complicó el ascenso directo.
Así las cosas. River había perdido su partido en Santa Fe (1-0 vs Patronato) y dejaba vacante la punta del torneo. Rosario Central había padecido (0-1) al mismo rival la semana pasada y ahora recibía a Chacarita en casa para ganar y quedar sólo en la cima (72 pts), a una fecha del final y a dos puntos de sus perseguidores (River e Instituto 70 pts).
¿Por qué ganar? Porque Central llenaba el Gigante, porque ya había perdido una oportunidad, porque llegaba Chacarita, el colista que ganó 4 de 36 partidos y porque el ascenso (directo) dependía de sus propio espíritu.
Fue una mañana fría, tan húmeda como gris. Las gotas embarraron el campo y encapucharon a algunos. La desesperación, la impotencia, la incredulidad hicieron de Arroyito una caldera irrepetible. River, en la cornisa y de soga al cuello, lo miraba por TV. Y Chacarita (incentivado o no) hizo su negocio ante un Central que se cansó de errar goles.
Uno por irse de la categoría, otro por quedarse. Rosario Central y Chacarita hicieron un canto a la angustia, a la épica y al deshonor. Los canallas tuvieron dos oportunidades (Patronato y Chacarita) y perdieron 6 puntos de los últimos 9 a jugarse como si sus piernas (o cabezas) lo inducieran a sentarse en el umbral del ascenso, como si la nafta del tanque se hubiese agotado sobre la línea de meta.
River e Instituto (70 puntos) dependen de sí mismos: una victoria en el último juego significa el ascenso. Rosario Central y Quilmes (69 puntos) deben ganar para esperar, una vez más, otro imponderable de este infartante torneo Nacional B.
Así las cosas. River había perdido su partido en Santa Fe (1-0 vs Patronato) y dejaba vacante la punta del torneo. Rosario Central había padecido (0-1) al mismo rival la semana pasada y ahora recibía a Chacarita en casa para ganar y quedar sólo en la cima (72 pts), a una fecha del final y a dos puntos de sus perseguidores (River e Instituto 70 pts).
¿Por qué ganar? Porque Central llenaba el Gigante, porque ya había perdido una oportunidad, porque llegaba Chacarita, el colista que ganó 4 de 36 partidos y porque el ascenso (directo) dependía de sus propio espíritu.
Fue una mañana fría, tan húmeda como gris. Las gotas embarraron el campo y encapucharon a algunos. La desesperación, la impotencia, la incredulidad hicieron de Arroyito una caldera irrepetible. River, en la cornisa y de soga al cuello, lo miraba por TV. Y Chacarita (incentivado o no) hizo su negocio ante un Central que se cansó de errar goles.
Uno por irse de la categoría, otro por quedarse. Rosario Central y Chacarita hicieron un canto a la angustia, a la épica y al deshonor. Los canallas tuvieron dos oportunidades (Patronato y Chacarita) y perdieron 6 puntos de los últimos 9 a jugarse como si sus piernas (o cabezas) lo inducieran a sentarse en el umbral del ascenso, como si la nafta del tanque se hubiese agotado sobre la línea de meta.
River e Instituto (70 puntos) dependen de sí mismos: una victoria en el último juego significa el ascenso. Rosario Central y Quilmes (69 puntos) deben ganar para esperar, una vez más, otro imponderable de este infartante torneo Nacional B.
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