8 de octubre de 2012

Senyera y pancartas en el derby español.


08.10.2012 - Unida al fútbol desde que gira la pelota, la política sigue haciéndose lugar protagónico en el escenario verde. Políticos del mundo nunca dejaron de observar las multitudinarias reuniones (y pasiones) que provoca el fútbol. Y así como la tecnología permite al periodismo ventilar y multiplicar pormenores (hasta hace poco insospechados) de las situaciones de juego, vestuarios y hasta conversaciones, las tribunas (gradas) y sus imágenes, convertidas en “media estadio”, también pueden recorrer el mundo.

El concepto de “media estadio”, traído también a Buenos Aires por el artista plástico catalán Antoni Muntadas, observa el estadio como el sitio experimental de sensaciones (espacios, arquitectura, rumor) en grandes sucesos: espacio público para deportes, acontecimientos políticos, sociales o religiosos.

Muntadas observa que “el estadio está destinado a una cultura popular” y que, devenido de los romanos y de los griegos “ha sido siempre un elemento que ha servido, por un lado, para acomodar el espectáculo pero, por el otro, para controlar”.

Gradas y columnas que encierran una proyección central (partido, alocución, escena) en efecto centrípeto que, con el tiempo (y la tecnología omnipresente) varió en su esencia.

“Al estadio moderno se añade también la cámara de televisión, y ahí se crea el media estadio. Antes, la audiencia estaba en las gradas y la actividad en el centro. Eso es el estadio convencional. Ahora, actividad y audiencia es todo actividad para una cámara que transmite vía satélite y en casa.”

Esa es la razón, no recibir críticas al sistema que les permite conservar y potenciar su poder económico, por la que los organizadores de los mayores eventos deportivos (Mundiales y Olimpiadas) consignan claramente la prohibición de pancartas o accesorios que no remitan específicamente al hecho deportivo.

De ahí, cierta parte de los amantes del deporte que repiten y proyectan la consigna prohibitiva acaso en salvaguarda de un sentimiento de innecesaria contaminación. ¿Cómo un hecho tan sano y aglutinador como el deporte ensuciado por tintes políticos?, se preguntan sin reparar, por ejemplo, que la elección de la sede del propio evento es el hecho político (y económico) por excelencia que actúa como disparador.

Aquella intención disociativa es la que vela o no deja contrastar con la claridad, por ejemplo, las siderales sumas de dinero que mueve el fútbol español siendo que España, en récord de desempleo, se debate (nuevamente) entre el euro y la peseta.

Con todo, el derby español (acaso el encuentro de mayor audiencia mundial) se llevó a cabo nuevamente, ahora en Barcelona (Camp Nou) y el mundo pudo ver por TV la inquietud catalana.

"¡Independencia! ¡Independencia!" fue el grito escuchado en las gradas del Camp Nou en los minutos 17.14 de cada parte (por 1714) , como se había pedido a la afición azulgrana. Los cánticos fueron acompañados por las banderas 'esteladas' (independentistas) durante todo el Barça - Real Madrid.


No fue una acción aislada. Al comenzar el partido, el estadio mostró una enorme 'senyera' en forma de mosaico: ambiente de fiesta catalana de la afición blaugrana.

Luego, Xavi Hernández, preguntado por el mosaico y la protesta independentista, dijo que "estábamos para jugar, estábamos con la gente de Catalunya, que ha estado de diez".

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, se ha felicitado este domingo en el Camp Nou por el "clamor espectacular" del público: "Hoy hemos vivido un acontecimiento de la misma intensidad" que la Diada con el estadio azulgrana lleno, aunque no haya habido tanta gente como en la manifestación".

En cuanto al mosaico gigante formado con cartulinas con los colores de la bandera catalana y la palabra 'Barça', dijo que, "más que el resultado (2-2), hay que destacar este ambiente espectacular, y además respirando este país, muy catalán, muy catalanista, pero a la vez este ambiente muy positivo y educado".

Así, a través del fútbol, de Messi, del Camp Nou y las cámaras de televisión, los 90.000 catalanes asistentes al estadio le recordaron al mundo que quieren ser un país independiente.
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