28 de julio de 2013

Catálogo de entrenadores argentinos.


28.07.2013 - Podía sospecharse desde hace un tiempo, a partir de la avasallante invasión de los medios periodísticos sobre terreno del fútbol, que la declamación sería una de las materias troncales del rol de entrenador (DT). Pautadas y obligadas conferencias de prensa (haya o no evento intermedio) generan discursos de las más variadas temáticas cada vez más alejadas del fútbol (o es que el fútbol se habla?). Esperanza, triunfalismo, motivación y laboriosidad son temáticas repetidas e interpretadas según momentos que, muchas veces, no resisten archivos.

Esta “declamación técnica” (si se permite el neologismo) termina de conformar una imagen del entrenador sin otro particular que el de edulcorar sus resultados. El bagaje cultural del DT es el que queda expuesto para producir sincronía o discordancia con su labor, traducida en los sintéticos títulos mediáticos, en empatía o antipatía.

El bagaje derramado por el entrenador (lenguaje, dicción, vocabulario, contenido, metáfora) es recibido, a través de los medios, por el hincha, ser voluble por antonomasia, que no asiente demasiado a los rebusques del idioma y menos del fútbol.

Así, entrenadores como César Luis Menotti, Marcelo Bielsa o Angel Cappa, máximos exponentes del entrenador culto, también son castigados (justamente) por la claridad con que enuncian sus ideas y la gala que hacen de su reconocido y rico bagaje (el joven Facundo Sava aún no llegó a las temerarias vidrieras “grandes” y Osvaldo Ardiles y Héctor Cúper brillan por su ausencia local).

Técnicos como Miguel Angel Russo, Gerardo Martino, Carlos Bianchi o Juan Pizzi tomaron nota del asunto y huyendo de los encasillamientos eligen abreviar en pos de un mínimo y necesario pragmatismo que los acerca a un cúmulo de prudente elasticidad.

Cuando vamos al grupo de los técnicos de bagaje (más o menos) limitado encontramos la pétrea irreductibilidad del resultado que los pinta de cuerpo entero. La posibilidad de imagen positiva radica entonces en un relativo encadenamiento de éxitos.

Aquí, sin la posibilidad de que los discursos trasciendan el mundillo del fútbol, la diferencia viene dada por los estilos. No era fácil hablar con el Pato Pastoriza o con el Negro Marchetta, una tipología de “entrenador asado” que hoy podrían representar Américo Gallego, Claudio Borghi, Néstor Gorosito, Jorge Burruchaga, Reinaldo Merlo, Omar Asad y Blas Giunta. 

Tampoco es fácil remar una entrevista con el tipo “entrenador serio”, grupo representado por Julio Falcioni, Luis Zubeldía, Leonardo Astrada, Gustavo Alfaro, José Pekerman, Gustavo Costas y Edgardo Bauza, generalmente con gestualidad inclinada a la crónica preocupación.

Más complicada aun puede hacerse una conversación con el “entrenador busca”, tipo identificado con hombres de la talla de Roberto Mario Gómez, Ricardo Zielinski o Ricardo Caruso Lombardi, aunque el manejo mediático del relleno púgil produce momentos inolvidables ante las cámaras.

No sabemos bien a qué juega el “entrenador buenazo” pero una nota periodística con cualquiera de ellos puede tornarse un monumento a la ingenua emoción y al gesto altruísta: Ricardo Gareca, Miguel Brindisi y Alejandro Sabella caen bien.

Y el tiempo, variable que sólo les cabe a unos pocos, es el que eleva a la clase “entrenador hecho” a personajes como Carlos Timoteo Griguol, Angel Tulio Zoff, Carlos Bilardo o Alfio Basile, con quienes (muy asiduamente) se termina hablando de la vida.

Una categoría unipersonal encontramos en la que llamamos “entrenador Ramón Díaz”. Un bagaje hiperlimitado (que no arroja concepto alguno), combinado con picaresca, alto ego y buen manejo mediático, dan un resultado Ramón Díaz, alguien que usa la palabra con el único fin de trabajar su imagen.

El hincha de River que nunca se fue a la B, surgido entrenador en la década de los 90, copió los modismos mediáticos que su coterráneo riojano Carlos Menem utilizó en su lamentable periplo presidencial. Vacías de contenido y sin salirse de la cota superficial, todas sus alocuciones apuntan de manera unánime a acentuar sus intereses personales por sobre instituciones, grupos y colegas para dirigirse a la masa popular.

Bueno muchachos, a entrenar!!!!
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

IMPECABLE!! TREMENDO NOTON RESUMEN!!! CRACK!

Anónimo dijo...

IMPECABLE!! TREMENDO NOTON RESUMEN!!! CRACK!