A los 82 años falleció Néstor Raúl Rossi, Pipo, el dueño de la cancha, el dueño de la nº 5, el patón (calzaba 44), la voz (“gritar es algo que llevo en la sangre, es más fuerte que yo”), el patrón (ordenaba a todo el equipo).
De los Juveniles de Acassuso, Carlos Peucelle lo llevo a River en edad de 5º división. Corría el año 1940 y se pago por él la cifra récord de $ 5000 por un no profesional. En 1945, después de sobresalir en la reserva junto a otros dos muchachos (Amadeo Carrizo y Alfredo Di Stéfano) debutó en la primera de River el 25 de junio. Ganó los titulos de 1945 y 1947 (año en que ganó el Sudamericano de Guayaquil con la selección argentina) y fue pieza y sostén de la mítica “máquina”.
En 1949 formó parte del famoso éxodo argentino a Colombia: junto a Alfredo Di Stéfano y Adolfo Pedernera, logró el tricampeonato (1949 – 50 – 51) con Millonarios.
Vuelto a River en 1955 consiguió el tricampeonato (55-56-57) junto a Angel Labruna y Enrique Omar Sívori y otro sudamericano (1957) con la selección argentina, compartiendo el equipo con el mismo Sívori, Omar Oreste Corbatta, Humberto Maschio, Antonio Angelillo y Osvaldo Cruz.
"En mi primera práctica con la selección le hice un caño a Pipo Rossi. En el vestuario, todos lo cargaban y yo le pedí perdón. El me dijo: No te hagas problema pibe, pero que sea la última vez. " José Ramos Delgado.
"Era un fenómeno... Era original porque era un fenómeno. Simplemente era así..." Alfredo Di Stéfano.
"Rossi no corría demasiado y tenía movimientos lentos, pero cuando le llegaba la pelota era el único que tenía una jugada pensada y dos alternativas para hacer. Hacía fáciles las cosas". Juan Carlos Muñoz (integrante de la “máquina”).
“Era el que ponía las cosas en su lugar” Angel Labruna.
Cuenta Daniel Passarella, quién debutara en River bajo su dirección técnica en 1974: El Inter programó en los 80 una cena de gala para agasajar a futbolistas que fueron campeones con el club. A Pipo no le gustó la mesa que le habían asignado a Daniel y decidió acomodarse en una que estaba pegada al escenario. En vano fue el enojo del Kaiser. De pronto, un robusto personaje flanqueado por sus guardaespaldas se plantó delante de los argentinos esperando que le liberaran su ubicación. Pero Pipo, sin levantarse, tirado hacia atrás en su silla, miró y dijo: “Sentate Luchito, hacela corta papá, hacete gomía”. Luciano Pavarotti sonrió y se fue.
4 comentarios:
Como es lógico el tiempo pasa y perdemos a estos enormes jugadores. Una verdadera lástima
Ciclo natural. Hacen falta patrones como este.
El mejor numero 5 de la historia. Los pibes no lo vieron jugar...
Te felicito Calígula por el excelente tributo para el "Pipo", todo un grande.
Gracias por post como este ;)
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