28 de agosto de 2008

Una historia de la pelota de fútbol - Parte 4

[by walter fonseca]
A finales del siglo XIX, el caucho se había transformado en una materia prima imprescindible para las economías industrializadas. La emergente industria del automóvil pronosticaba un incremento significativo de la demanda y su correspondiente aumento de precio. Como la producción extractiva en la selva amazónica era irregular en términos cuantitativos y cualitativos, Inglaterra, la potencia imperial de la época, planificó una estrategia para poder controlar la producción y el precio de un insumo tan valioso.

Los barones del caucho eran conscientes de la envidia que despertaban sus vastas fortunas, por lo cual castigaban con la pena de muerte cualquier intento de exportación de semillas de Hevea Brasiliensis. No obstante, la recompensa era muy elevada para quien se atreviera a hacerlo y fue así que Henry Wickham en 1876 consiguió disimular el embarque de 70.000 semillas de Hevea y transportarlas hacia Inglaterra.


Un pequeño ejército de científicos se instaló en los Jardines Botánicos de Londres con el objetivo de obtener variedades más resistentes y de mayor productividad. Con el apoyo sistemático y financiero del gobierno británico y de capitales privados trasladaron las nuevas variedades hacia las colonias asiáticas donde establecieron plantaciones masivas y comercialmente organizadas, particularmente en Malasia, Ceilán (hoy Sri Lanka) y Singapur. Fue inevitable que para 1915 las colonias produjeran el doble de caucho que el Amazonas; en 1920, producían ocho veces más y para 1939 el 98% de la producción mundial de caucho era originaria del continente asiático. Los barones del caucho se fundieron, los establecimientos caucheros prácticamente desaparecieron en la cuenca amazónica y Manaos se convirtió en la sombra de un pasado de lujo y esplendor.

Los Estados Unidos y Brasil intentaron contrarrestar la influencia del nuevo monopolio británico. Tras numerosos estudios de factibilidad técnico – económica desarrollados a lo largo del Amazonas, la Ford Motor Company compró en 1922 un millón de hectáreas donde se plantaron 70 millones de semillas de Hevea Brasiliensis. A pesar de que el proyecto estaba conducido por la empresa más exitosa de la época, el mismo fracasó debido a las condiciones precarias de los medios de transporte, a la falta de mano de obra experimentada, a las dificultades topográficas de la región (denominada Fordlandia por los residentes) y, fundamentalmente, a la infección de los árboles por una plaga fúngica que los diezmó. La empresa decidió abandonar el territorio brasileño en 1945 para proveerse con caucho sintético que la industria química norteamericana había desarrollado durante la Segunda Guerra Mundial.

RELACIONADOS:

UNA HISTORIA DE LA PELOTA DE FUTBOL (PARTE 1)

UNA HISTORIA DE LA PELOTA DE FUTBOL (PARTE 2)

UNA HISTORIA DE LA PELOTA DE FUTBOL (PARTE 3)


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Increible el material, cada vez mejor este blog. Mucha info eso esta barbaro. Sigan asi.

www.muymerengue.com

Anónimo dijo...

Muy buena la historia. Entrar es como un oasis en la blogosfera.

Un saludo.

Marco dijo...

Gracias por los comentarios.

Husky Siberiano dijo...

hola
pobres brasileros no pudieron hacer frente al capitalismo inglés que terminó acabando con el negocio del caucho natural...esta muy buena la historia y también las anteriores...

saludos y si estás en GranDT suerte el fin de semana.

WILDE dijo...

Siempre un inglés dando vueltas.