La vida en nuestro planeta se sustenta en tres tipos de polímeros: ADN, ARN y proteínas. Los ácidos nucleicos –ácido desoxirribonucleico (ADN) y ácido ribonucleico (ARN)– son los mensajeros químicos de la información genética de una célula y están formados por unidades de nucleótidos; los aminoácidos son las unidades básicas que conforman a las proteínas. En el Antiguo Testamento ya hay referencias a materiales utilizados como adhesivos, recubrimientos, embudos y similares que indudablemente eran polímeros naturales. También los encontramos en los cuernos de los animales, en el caparazón de las tortugas, en las resinas exudadas de ciertos pinos y en el asfalto y alquitrán obtenidos tras la destilación de materiales orgánicos. La primer actividad humana que modificó a un polímero natural fue el curtido de cueros, donde se reticula a las proteínas que se encuentran en las pieles de los animales.
Algunos polímeros naturales comenzaron a ser modificados químicamente en la segunda mitad del siglo XIX. La celulosa (polímero natural que se encuentra en la madera, el algodón, los pastos y las hojas) se hizo reaccionar con ácido nítrico para obtener nitrato de celulosa. Posteriormente, en 1870, el inventor norteamericano J. W. Hyatt comenzó a comercializar celuloide, nitrato de celulosa con alcanfor, al que se le podían dar diversas formas y durezas mediante la apropiada aplicación de calor y presión. El celuloide, diseñado originalmente para reemplazar al marfil en las bolas de billar y evitar así las matanzas de elefantes, terminó siendo una película fotográfica flexible que impulsó a la industria del cine; años más tarde cuando Hollywood estableció el star system, aparecieron las “divas del celuloide”.
El nitrato de celulosa tiene el inconveniente de ser explosivo (según el grado de nitración) y así fue que varias bolas de billar estallaron cuando se las impactó con el taco y numerosos cines se incendiaron cuando el calor del proyector producía la ignición de la película. Este problema fue parcialmente solucionado cuando se reemplazó al ácido nítrico por ácido acético y se obtuvo acetato de celulosa. Chardonnet desarrolló en 1887 una técnica para transformar hebras de nitrato de celulosa en la primer fibra textil artificial; el público comenzó a denominarla “seda de la suegra” porque eran altamente inflamables debido a su contenido en nitrógeno y debían ser tratadas con soluciones de azufre para evitarle a sus usuarios los riesgos de una grave quemadura. El primer polímero absolutamente sintético fue desarrollado por Leo Baekeland en 1909 bajo el nombre de bakelita. Era una resina formada por la combinación de fenol con formaldehído bajo condiciones apropiadas de temperatura y presión. Dos años después aparece en el mercado una fibra sintética –rayón–, y se transforma en un sustituto exitoso de la seda en la industria textil. Durante los años siguientes se crearon nuevos polímeros, pero la tecnología para su producción masiva no fue competitiva hasta que llegó la Segunda Guerra Mundial. Tres meses después del ataque a Pearl Harbor, los japoneses conquistan Malasia, Ceilán y otras colonias inglesas donde se producía caucho y toman el control del 95% de la producción mundial del insumo. Suenan las alarmas en el ejército norteamericano: cada tanque Sherman contiene media tonelada de caucho; cada barco de guerra tiene aproximadamente 20.000 partes con caucho; cada cable conductor de la electricidad está recubierto con caucho. La evaluación de las reservas muestra que, bajo condiciones de consumo normales, hay caucho para un año. Se establecen severas restricciones al consumo incluyendo la reducción de la velocidad máxima en la rutas a 35 millas por hora (aproximadamente 50 km por hora) para disminuir el desgaste de los neumáticos. Comienza la campaña de reciclado más grande de la humanidad y cada pedazo de caucho de uso no imprescindible va a parar a los depósitos del ejército. Para impulsar la campaña, el presidente Roosevelt ordenar fundir los juguetes de caucho de su perro mascota. No obstante es una solución sólo para el corto plazo porque no hay producción intensiva de caucho sintético. La industria química responde aceleradamente y en menos de dos años se están manufacturando 800.000 toneladas de nuevos productos químicos. Había nacido la industria del plástico.
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2 comentarios:
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Capítulo científico.
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