11.09.2012 - El historial eliminatorio entre Argentina y Perú tiene capítulos inolvidables. Según la lente (peruana o argentina) las mayúsculas de cada página.
1969 (2-2, la primera eliminación argentina de un Mundial), 1978 (6-0), 1985 (2-2, la agónica clasificación argentina al Mundial 86) o 2009 (2-1, milagroso gol de Palermo) son algunos de los más recordados entre Reynas y Maradonas.
No obstante, entre tantos, en Perú recuerdan el 0-0 de Lima en 1996 (7 de julio), empate que no les sumó para poder llegar a Francia 98 pero que hizo sufrir al equipo de Passarella.
Entonces Claudio Paul Caniggia fue el blanco de la hostilidad peruana. Al grito de “El Venao, el Venao” (una cumbia de entonces), hinchas de pelucas rubias y vinchas con cuernos lograron sacarlo del partido.
Atrás de Caniggia, toda la delegación argentina fue mal recibida. Eran tiempos en que nos gobernaba Carlos Menem, denunciado internacionalmente por la venta de armas a Ecuador durante la Guerra del Cenepa contra Perú (1995) siendo Argentina país garante.
Carteles de “Argentinos vende-armas”, “Las Malvinas son inglesas” o “1982 - Unidos por una Agresión; 1995 - Separados por una Traición. ¡Arriba Perú, c…!”, se leían en las populares del estadio Nacional.
Entonces, según El Gráfico, se terminaba la hospitalidad peruana para con los argentinos: “aquella vieja certeza de que el Perú era el único país sudamericano que nos recibía como a verdaderos hermanos, quedó desmentida con la fuerza de los hechos, los gritos y las banderas”.
Nada nuevo. Si bien el historial favorece ampliamente a Argentina (31G 11E 5P), Perú espera a Argentina y a Messi (al grito de Cristiano Cristiano) por Eliminatorias (2014) en Lima, con optimismo bañado de cierto revanchismo (de una parte).
Las entradas se agotaron, las reventas causan escalofríos y la agresión anónima no dejó de estar presente.
Después de una práctica en el mismo estadio Nacional (a puertas cerradas) la delegación argentina salía en ómnibus ante un numeroso grupo de gente agolpado en las puertas del que salieron piedrazos que rompieron la ventanilla delantera del micro (donde estaban Alejandro Sabella y Julián Camino) y un espejo retrovisor.
Alta expectativa, alta temperatura en Lima…
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