11 de septiembre de 2008

Selección argentina: y ahora?


La delegación peruana preparó una ríspida recepción. No sólo la tribu argentina fue robada en el hotel que la hospedara y las espiritistas contratadas durante la previa; regaron por demás un campo muy irregular al que – en último momento – le quitaron un metro y medio de cada lado longitudinal (“para que Argentina no tenga espacios”) y con reventa incluida, el frío Monumental de Lima se colmó de un público ávido y activo que participó, mas que perseverante in crescendo, durante los 95 minutos de juego, ya silbando, espectando, alentando tibiamente para terminar en festejos de aroma memorable.

Se me ocurre que el impacto de la llegada a terruño incaico hubiese sido menor de haber llevado Basile un inverosímil equipo de jugadores locales. Estas estrellas que conforman un plantel criollo de exportación, alejado de Latinoamérica y habituado a los medios europeos, hubo sentido el impacto. No olvidemos, después de todo que, por caso, el Apache Tévez ocupa sus horas libres jugando al golf entre los barrios de Manchester.

Perú se propuso hacerle sentir el rigor a los argentinos y, bajo la mirada del árbitro Amarilla, logró hacerlo. Ya dentro del campo los jugadores sintieron el clamor de la leonera y la dureza peruana (porque lo que han pegado estos muchachos no abunda por estos días). Esta salida virulenta del equipo peruano es la que no me deja descifrar si Messi dejó de potenciarse a partir del fortísimo topetazo “permitido” de Zambrano (´25) o si su regulación desconocida fue una decisión de vestuario en manifestación de su visible incomodidad. Para entonces Jonás Gutiérrez - reemplazado en el minuto 13 - estaba llegando de urgencia al hospital más cercano por luxación de hombro.

La unánime decisión peruana de hacer sentir su presencia interrumpiendo cualquier circuito argentino fue cumplida a rajatabla no sin excesos y de hecho, el equipo argentino fue realmente sorprendido en tierra inca. Ni siquiera Zanetti pudo, una vez, poner segunda velocidad antes de caer.

La carencia de un líder terminó por disolver cualquier atisbo de equipo. Desconcertados, los muchachos no lograron conectarse y como suele ocurrir desde hace mucho tiempo, la diferencia individual pareció salvar las papas: Gago tirando un centro en el minuto 82 para que Cambiasso defina de categoría: el doble 5.

Perú demostró a toda Latinoamérica que Argentina no tiene un líder que aglutine, que sus estrellas no se llevan bien y que su entrenador no es muy afecto a los cambios.

No es novedad. Lo dijimos hace unos días: “de este modo las consecuencias dictaminarán las decisiones”.


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GABRIEL HEINZE

5 comentarios:

El Fundidor dijo...

buenas, acabo de subir un comentario sobre la selección en www.elfundidor.com.ar

estas invitado a leer

salud

Tony Blas dijo...

Juntemos firmas para echar a la mierda al clavo amargo de Tristelme.

Filipe Araújo dijo...

encuanto estuver Basile, estará Riquleme. =/

Saludos, Calígula!

http://gambetas.blogspot.com

Anónimo dijo...

Ni mas ni menos. Hasta que no se da la cabeza contra la pared el Coco no cambia.

La pregunta es si va a doblar a tiempo o renuncia.

Abrazo.

Marco dijo...

El Coco tiene unos días para pensar.